miércoles, noviembre 12, 2008

Esta vez si se acabó.

No place for begginers or sensitive hearts.

Esta vez si se acabó.

No importa.
No hay nada que hacer. Retirarse a tiempo, mejor que quedarse cuando se ha perdido la confianza y la esperanza y se empiezan a perder partes intrínsecas que no deberían tocarse nunca.
No te lo niego, me encantaría intentarlo, pero me faltan fuerzas.
Se acabó.
Lujo excentrico que no puedo permitirme.
Fine, no quiero seguir. Aun no estoy en condiciones de perder la razón.
Se acabó.

Ahora, las cosas claras o simplemente no habrá mas.
A ver en donde me encuentro la determinación, pero la encontrare.
Eso, ni lo dudes.
Esta vez si se acabó.
Sueno caro de cuatro meses y tres kilos. Desvelos, fantasías, esperanzas vanas, confianza perdida.

Amigos mios, apostaron por mi derrota?

viernes, octubre 31, 2008

I'm going but I'm back.

No se como pasó pero de pronto me reconozco.
La fuerza, la seguridad, mi cínica sonrisa y la mira bien puesta en un futuro promisorio a base de lucha.

-Que gusto me da verte, pensé que te habías ido para siempre!! me digo al espejo mientras acaricio mi mejilla de cristal. -Te dejo las riendas, te hice un caos que seguro sabrás como resolver.

Mi imagen sonríe y acaricia mi pelo real mientras nos fundimos reflejo y ser para cambiar de lugar una vez mas.

-Yo lo arreglo.- le digo a mi melancólica imagen ahora tras el espejo, hemos vuelto a cambiar de lugar.

Y allá vamos.

Empaquemos, las cajas que no llevaremos.
Las falsas promesas y la lista de promesas por cumplir en la caja de los discos de héroes.
Esperanzas cursis a la caja de los moños!
Las dudas en la caja verde junto con los sapos.
Desesperanza, dolor, frustración y miedos a las bolsas negras.

Seguiremos empacando...

Allá va

La reina de corazones y su martillo.

Me voy con la noche.


Con mis recuerdos y mi mejor amor me voy; no es pronto pero si muy tarde.

Con el alma fuerte desde ayer; dejo las ilusiones que pesan pues no puedo pagar sobre equipaje. Dejo tropiezos y vivencias. Dejo la cuenta saldada y el rencor en ceros. Me llevo la experiencia y el vuelo de los días. Me llevo el olvido y dejo la soledad, estoy segura de poder encontrar más y gratis.

Me llevo mis zapatos y mis pasos veloces; dejo las muletas y mis diarios de locura. No me llevo mas que el amor de 54 años, todo el resto, esperaré a ver si me alcanza, eso si, les dejo un mapa con una X. Me llevo la cama de mis sueños y los sueños de mi cama.

Dejo las lágrimas del sillón y las ventanas, la desesperación de mi escritorio y me llevo las malas posturas de mi silla.

Me llevo tus besos te dejo tus dudas. Me llevo tres noches, les dejo días de incertidumbre y la canción de las noches perdidas.

En breve empaco todo y me compro un boleto sin regreso...

miércoles, julio 02, 2008

Traete tu almohada



Vivo sola,
tengo un lugar y un cuerpo que me pertenecen
en ellos guardo mis más íntimos secretos, adoro el aire detenido de mi cuarto.
Yo vivo conmigo
soy sólo esto que ahora ves, no soy más, ni mejor, nada más soy así
conmigo, no arriesgas nada, nada de nada.
Yo vivo muy sola
yo tengo la costumbre fiel de rodearme de aire y extender las alas para volar y planear y aspirar a ser libre, mucho muy libre
Vivo en un lugar que me pertenece, hay un solo gusto en mi corazón.
Tengo una pieza de cada objeto,
por si me visitas con intención; traete tu almohada.
Amo con libertad
tengo en mi vientre soledad que enmendar
Ámame, que tengo ganas de crecer, de ser más, de extender mi cuerpo en el tuyo.
A veces me da frío pero me mantiene fresca la piel,
tócame; me gusta cuando vienes a compensar tu calor con su falta en el mío, con mi frío
Me gusta tener muy limpios los pisos
no voy a cambiar de decoración
sabes que carezco de compromiso
Ahora que, si vienes con intención; traete tu almohada.
Soy sólo una chica de carne y hueso y voy a prestarte mi corazón
tu no tienes riesgos de caer preso
cuando me visites con intención; traete tu almohada.

jueves, mayo 22, 2008

El duende


Otra consulta y un diagnóstico similar al de siempre, desprendimiento posterior de vítreos, palabras rimbombantes que para mí no hacían mucho sentido.

-Mamá, no tengo nada, he visto lo mismo por años, muchos años.
-De cualquier modo seguro tienes algo -me dijo sin prestarme demasiada atención. No es normal que vayas por ahí viendo luces.
-No son luces, es como un chisporroteo, pequeñas luces doradas, son bonitas, ya te dije que es mi duende.
-A veces me parece que estás loca, tal vez deberíamos consultar a otro tipo de doctores...

Sonreí y sin contestar me adelanté caminando hacia el puesto de café, llevaba años viendo aquellas chispas, pequeños puntos de luz brillante, dorada, brillante, de bella danza, justo frente a mi ojos en situaciones... especiales.

-Además me gusta verlas, son lindas y cada vez son menos frecuentes, es como si estuvieran perdiendo fuerza. Me animan.

Aquella fue la última vez que consultamos a un médico al respecto, las luces apareciaron cada vez con menos frecuencia hasta desvanecerse en mi memoria, a veces las extrañaba, siempre me producían calma, una sonrisa, tranquilidad.
Los años pasaron desde aquella dulce adolescencia en donde las vi con tanta frecuencia, me convertí en una mujer de negocios, llena de compromisos, trabajo, miles de horas frente a una computadora intentando superarme día con día, convirtiéndome en lo que mis sueños habían proyectado, gerente comercial de una pequeña empresa transnacional y con miras de continuar en mi ascenso.

Todas estas cosas tuvieron por supuesto su precio, después de un bonito noviazgo y un tórrido matrimonio, a casi nada de los treinta me encontré con un divorcio, una bonita oficina y poco más que alguna cosas que podía comprar con el buen dinero que ganaba. La constante, soledad y trabajo, fiestas, citas, invitaciones, nada que me llenara el gran vacío que se había instalado en mi interior.

-Cuéntame algo de tu vida que no sepa.
Aquellos coloquios llenos de anécdotas que compartía con mi jefe nos daban un momento de esparcimiento y camaradería que disfrutábamos ambos y que después compartíamos con los demás empleados.
-Mmm, ¡ya sabes tantas cosas! Bueno, hay una anécdota fantasiosa que hace años no recordaba.
-¿Fantasiosa? -me preguntó adoptando su adorable expresión interesada.
-Cuando era niña, y aún de adolescente, solía ver chispas doradas, como un chisporroteo brillante a veces en la oscuridad. Cuando crecí, me llevaron a cuanto oftalmólogo se preciaba de serlo, pero con el tiempo desaparecieron y sólo me dieron diagnósticos médicos impronunciables.
-Y ¿cuál es la fantasía? te conozco, debe haber algo de magia en la historia.

Recostándome sobre la silla de mi escritorio me dispuse a recordar la teoría que me acompañó durante tantos años mientras él me miraba con expresión atenta, sus ojos dulces y su sonrisa abierta.

- Un duende -le dije devolviendo su sonrisa, -durante años me acompañó un duende, pero luego desapareció. Supongo que crecí y me volví aburrida y sensata.
-Eres la sensatez ambulante, la reina llena de mesura de este lugar. Seguramente el duende está esperando volver a verte cuando algún día, por fin grites esa fuerza interior que tan bien controlas.

Como siempre, en sus comentarios, un halago, una palabra amable y la motivación para trabajar diariamente hora tras hora por una causa ajena pero que consideraba tan mía.

- Me acompañaba en los momentos difíciles, ahí cuando me sentía sola y las desgracias infantiles tomaban proporciones insolentes, de pronto en la oscuridad, un chisporroteo, estrellitas doradas que al caer desprendían polvo de luz. Y siempre me hizo sonreír, me alentó y me acompañó durante las noches de estudio, las noches de sueños cuando planeaba quién sería, un futuro tan brillante como sus propias chispas.

- Tal vez desapareció porque lo conseguiste -me dijo inclinándose sobre la mesa para usar nuestro tono de conspiradores. - o ¡estás muy cerca!
- ¡Que va! -le rebatí. -estoy completamente perdida, ya no tengo esas ilusiones y esos motivos llenos de juventud, la separación con David ha matado algo muy dentro, tan dentro que no alcanzo a identificarlo, pero me gustaría volverlo a ver. Recuerdo cuando me acompañaba en los desamores de juventud, cuando lloraba por las noches por aquel que había preferido a otra colegiala o aquel a quien no me atrevía a decirle lo que sentía. Recuerdo especialmente una noche...
- ¿Si?
- Estaba muy triste, el primer desamor, ese con el que sientes que el mudo ha terminado.
- Lo se. -me dijo sonriente, -un sólo ser te falta y todo el mundo te parece inútil.
- Exacto, lloré amargamente durante horas porque el había preferido salir con otra. ¡Me sentía tan desafortunada! Y por él, un poco de rencor, vacío y un amor que se antojaba inmenso.

Estaban todas las luces apagadas, ya sabes, ese disfrutar de la melancolía y las lágrimas, tan solo la punta de un cigarro brillando en la noche. Entonces, cuando más inmersa estaba, ahí regodeándome en el dolor que me producía pensar en él con otra, de pronto el chisporroteo, acompañado de un sonido como de campañillas, me volví a mirarlo y aquella noche hizo su mejor espectáculo, las estrellas danzaron por la habitación dejando a su paso ese polvo de luz, como diamantina que cae. Danzó y brincó hasta arrancarme una sonrisa y otra, una carcajada al fin, apagué mi cigarro y junto al punto de fuego el chisporroteo comenzó a difuminarse.

Esa fue la última vez que lo vi, la última que realmente lo necesite. Sabes, me siento un poco así ahora, con la partida de David, he perdido todas las ilusiones, el trabajo no lo es todo ¿verdad mi amigo?
- No, no lo es, pero si tiene dos dedos de frente David regresará o tal vez regrese tu duende para hacerte sentir mejor.

Nos interrumpió el coloquio un breve llamado a la puerta. Adelante, grite sin muchas ganas, estaba muy cerca de ese recuerdo querido y no tenia ganas de enfrentar los día a día de mi caótica oficina y menos aún de mi caótico compañero que por tratar de llamar la atención del jefe era capaz de cualquier cosa.

Por suerte no era él, era ese muchachito nuevo de sistemas, que al contratarlo, tan serio y tímido me pareció; pero con una sonrisa contagiosa que siempre me provocaba una buen reacción. Ese que un día sin saber como ni el momento preciso, se había convertido en uno de mis grandes amigos, esos que te hacen pasar la vida con mejor humor y que siempre tienden una mano amistosa. Siempre tan responsable, estaba trabajando hasta tarde como nosotros, cerca de las once de la noche, tratando de desenredar el caos que nuestro último gerente había dejado en los sistemas.

-Voy a trabajar en la señal de Internet, tengo que desconectar el servidor, tal vez se queden sin señal unos cinco minutos.
- No hay problema. -le contestó mi jefe levantándose y caminando con su pasos enormes hasta la oficina de al lado, la cabaña, como le decíamos por estar revestida de madera. -Aprovechamos para recoger las cosas y nos vamos, ya ha sido suficiente por hoy.

Regresé a mi escritorio con una sonrisa, el equipo de trabajo que habíamos formado no le pedía nada a ninguno de los más unidos y productivos que puedan imaginar, sobre todo ese nuevo muchacho, Mauricio, encantador, lleno de vida que siempre tenia para mi una sonrisa, una palabra amable y de aliento. Un broma de lo más divertida, una solución con objetividad y calma.

Estaba por apagar la computadora cuando de pronto se apagaron todas las luces, esperé un momento a que se restablecieran o tal vez echaran a andar la famosa planta de luz que tantos dolores de cabeza nos había causado, pero espere inútilmente varios minutos y no se restableció. Me levanté y fui hacia el pasillo, ya no había nadie.

-Mau... -llamé y al no obtener respuesta me dirigí hacia el oscuro pasillo que conduce a sus dominios, el servidor. Tan sólo una leve luz que se filtraba por la ventana me permitió llegar hasta la puerta con pasos lentos y cuidadosos.
-Mau... ¿te ayudo en algo? - volví a llamar de nuevo y entonces lo oí, campanillas, muy suaves, muy tenues. Caminé hacia el sonido y entonces alcance a percibir un poco de ese polvo de estrellas y luego el chisporroteo, las luces doradas de mi duende proveniente de la figura que afanosa luchaba con unas conexiones.

Me quedé boquiabierta mirando la danza de las luces provenientes de la figura conocida. Él parecía no darse cuenta, no verlas, pero danzaban a su alrededor brotando de las ágiles manos.
Se volvió hacia mí y con una sonrisita me dijo:
- Lo siento, creo que desconecté algo, ya esta lista la señal de Internet. Regresó la luz y conmigo inmóvil en el quicio de la puerta, Mauricio pasó a mi lado con su andar pausado y lleno de magia.

martes, enero 29, 2008

Pena de amor y muerte.


Sí mi piel te hizo volver a esos años que perdiste
sí mi cuerpo de mujer se hizo niña junto a ti
¿qué delito cometí? sólo quererte;
pena de amor y muerte.


Sí olvidé lo que era amar y en tu cuerpo lo encontré
sí olvidaste el que dirán al contacto de mi piel
sí olvide el bien y el mal al acercarse tus labios
ya no se cuál fue mi error, tal vez amor;
pena de amor y muerte.


¿A quién le importa tu vida y la mia?
yo te he dado juventud, tú toda una vida
y es que nosotros nos amamos diferente y no lo perdonaría la gente


Sí el amor no tiene edad, ni razones, ni distancias, ni por qués
sí es como una enfermedad que se adueña de tu piel
¿qué delito cometí? sólo quererte;
pena de amor y muerte.


Dos amantes, un amor
dos enfermos de placer
dos culpables, tú y yo
un hombre, una mujer.


¿A quién le importa mi forma de quererte?
Sí el delito fue el amor, por favor; pena de muerte.

lunes, enero 14, 2008

A mi ángel perdido...

Te caíste del cielo pequeña para vivir conmigo cuatro largos años, que ahora parecen tan poco, compartiendo de todo y siempre a mi lado, siempre tu carita preciosa y tus besos me acompañaron cada noche.

Ahora como siempre, añoro que te duermas sobre mi regazo mientras yo trataba de hacer cualquier otra cosa. Dulce y comprensiva sabías cuando estar y cuando dejarme tranquila.


Cuando todos se fueron, ahí estabas tú, cuando todo se derrumbaba a pedazos ahí estaba yo para decirte que siempre me tendrías para cuidarte. Perdóname mi amor si no supe hacerlo bien y hoy no se donde estás ni si voy a poder recuperarte. Perdóname mi vida.
Poco a poco y a cada embate pienso una vez más que nada es para siempre y aunque pienso con infinita rabia en aquellos que te apartaron de mi lado, espero que estés en un lugar donde puedas hacer felices a otros. Todo tiene un propósito o al menos eso quiero pensar ahora cuando me pesa tanto el alma.

Mi princesa preciosa gracias por vivir conmigo y por aceptarme y amarme tal y como soy, sin necesidad de cambios, reproches ni criticas, espero que sepas que yo nunca habría dejado de cuidarte y amarte hasta que fueras viejita como yo. Espero con toda mi alma que estés en un lugar feliz y con alguien que te quiere tanto, que ha sido capaz de separarte de mi.

Se que siempre estarás aquí, lo acordamos cuando naciste, hasta tu próxima vida, mi amor.

Tu mamá.